¡Maldita paloma!

- ¡Maldita paloma de los cojones! Me volvió a cagar el coche, como la coja le corto las alas.
- Quizás impedirá que vuele, pero por mucho que le arranque las alas nunca conseguirá que deje de cagar.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Welcome to Spain!



Hace no mucho tiempo, un amigo mío (inglés) me dijo que le gustaría venir de visita a España. La verdad es que no es una mala elección, turísticamente hablando. Me preguntó entonces qué cosas podría ver en “Spain” y cómo era el país, a lo que le respondí más o menos lo siguiente…

¿Sinceramente? España me parece un país precioso. Un país de países, de países preciosos. Y la verdad es que España en sí no está tan mal para ser prácticamente una ruina económica y estar gobernada mayoritariamente por ineptos. Y es gracioso porque esos ineptos han sido elegidos por el pueblo, cosa que no logro entender, pero prefiero hablar de esto en otro momento. Verás, España es… ¿cómo podría definirla? España es como un coche. Sí, eso es, como un coche. Pero no un coche cualquiera, no. Es un coche sin ruedas. No es muy útil, pero es bonito, ¡¿verdad?! ¿Sabes? Podría terminar todo esto diciéndote que la palabra más apropiada para definir a este país empieza por m- y termina por -ierda, pero quiero que sepas por qué te lo digo.
España, querido amigo, es un país que está lleno de maleducados. Y no lo digo porque todo el mundo vaya por ahí insultándote o cosas por el estilo, para nada. Lo digo porque ya apenas tenemos Educación. No sé si me vas entendiendo. España es ese país en el que parece ser que las cosas no se piensan mucho. Por cierto, todavía no te he preguntado a qué parte de España tienes pensado ir. Porque podrías ir a Castellón, que tiene aeropuerto. Y no está nada mal eso de ser el primer pasajero. Y si vienes dentro de unos años, quizás podrás coger el AVE y visitar Eurovegas. ¡Qué bonito, una ciudad-casino! Yo prefiero llamarle Eurobajadadepantalones, ¿o es un nombre muy largo para un plan tan corto (mentalmente hablando)? En fin, que me desvío… España es ese país en el que “izquierda” y derecha parecen haberse aliado para un mal común: arruinarnos a todos. Ese país que parece uno de esos antiguos cuadernos de recortables con tanta y tanta tijera. España es ese país en el que no hay dinero para la Sanidad o la Educación pero sí lo hay para la Iglesia o los bancos. Sí, no tengamos médicos ni profesores, pero la fe que no falte. Ese país en el que hasta el Rey se tiene que recortar el sueldo. Oh, qué penita, ahora sólo cobra 270.000 euros al año. Ese país que sigue siendo el gran referente de la tortura a los toros, a pesar de los muchos intentos por evitar cada vez más esa tradición. Y es ésta una de las grandes pruebas de lo difícil que es llegar a innovar, reformar o cambiar algo en España.  Ese país en el que lo que importa realmente no son tus capacidades ni tu esfuerzo ni tu trabajo, sino las capacidades de tus amistades y familiares para enchufarte en alguna empresa y acabar en un puesto altamente privilegiado sin apenas mover el culo. Ese país en el que, justo cuando arde hasta el agua, en pleno verano y cuando tenemos más incendios que dinero (aunque eso no es difícil de superar), se presenta un ERE para despedir a más de seiscientos bomberos. España, querido amigo, es el país que “goza” de tener al tercer hombre más rico del mundo, mientras las cosas van de mal en peor. Y lo mejor es que hay quien se siente orgulloso de que este simpático caballero esté ahí, en la cúspide de los peces gordos y poniéndole ese toque tan irónico a nuestra economía. Muy lógico todo.
España, amigo mío, es ese lugar donde parece ser que sólo puedes ser de un lado o de otro. Ese lugar donde si no eres tan patriota o eres independentista, a muchos puedes parecerle hasta terrorista. España es ese país en el que ser idealista significa estar loco o incluso ser algo peligroso. Ese país en el que lo único en lo que nos ponemos de acuerdo parece ser el fútbol. Es ese país en el que, si te sientes orgulloso de tu bandera o tu escudo eres un facha, y si no te sientes tan orgulloso (como es mi caso, y las razones son muchas, y unas cuantas te las he explicado anteriormente) ya eres un rojo antipatriota. Y la verdad es que por muchas vueltas que le doy no consigo verle ninguna utilidad a eso de lucir bandera, al menos en el ámbito económico. Me pondría ahora a contarte todo lo que pienso acerca de la política y la economía en general, pero no he escrito este texto para eso concretamente, lo he hecho para hablarte de España. De este país de sueños, más que nada porque parece que todo el mundo duerme. Este país de bancos y constructoras, en el que los más ricos son siempre bienvenidos a pesar de lo mucho que den por culo al pueblo. Ese país de “venga a construir”, y siempre inútilmente. Ese país en el que nos guiamos sólo por la señales de tráfico, pero sólo las de STOP. Y así estamos, todos parados.  Ese país en el que siempre hay problemas pero a la vez nunca los hay. Ese país tan raro que nunca encontrarás a ninguno igual. Nunca encontrarás a ninguno en el que las cosas se piensen menos. Nunca encontrarás a ninguno así, nunca.
Y cuando vengas, querido amigo, iré corriendo a darte un abrazo recorriéndome ese gran aeropuerto de números rojos y beneficios negativos. Entre enormes infraestructuras vacías, banqueros y políticos que parecen Pinochos, tijeras, tijeras y más tijeras, gentes a las que sólo les queda la dignidad (y cada vez menos) y casas con el cartel de “se vende”. Iré hacia ti, sin dinero, obviamente, y te diré con una sonrisa en la cara: “Welcome to Spain!”.
J. Iván Jiménez Oliva, 15 de Agosto de 2012.